miércoles, 28 de enero de 2015

Luna 26 de Enero de 2015




Del mar opaco que me empuja
llevo en mi sangre el hueco de su ola,
el hueco de su huida,
un precipicio de sal aposentada.
Si algo traigo para decir, dispensadme,
en el bello camino lo he olvidado.
Por un descuido me comí la espuma,
perdonadme, que vengo enamorado.

José Joaquín Pasos  (Nicaragua – 1914- 1947)

Así  empezó la luna “mojada “ como la calificó nuestra amiga Ada de la ciudad de Oncativo, con José Joaquín Pasos y luego Joan Manuel Serrat interpretando Epitafio, en base a un poema que Ernesto Cardenal le dedicara a Pasos.
La voz de la invitada ROCIO JÍMENEZ encendió el oído de los pájaros con un tono lleno de dulzura. Un programa auspiciado por el Boletín Literario Basta ya! que dirige Eduardo Alberto Planas. Pueden acceder a su versión digital ingresando a www.boletinliterariobastaya.blogspot.com
Rocio leyó “Mi amor” poema del venezolano Eugenio Montejo, un fragmento de Más oscuro que la noche, cuento de Eduardo Chaves y a Diego Cortés en el segmento “De atrás para adelante”.
Hubo epitafios y también humor con dos chistes de Luis Landriscina. Hablamos sobre el recurso de amparo presentado por Julio César Forcat para evitar la faena de caballos con fines de exportación.
Escuchamos a Elvis Presley en Johnny B Goode y  en el cierre “Perdóname” por Prince Royce.



Así , pensativa, sintiendo, leyó Rocio sus poemas.

Soy la que ordena el límite
Le dijo la madre al niño
Y él se quedó mudo de lágrimas

Soy la que prohíbe elegir el camino
Le dijo la madre al niño
Y él se tragó el dolor de todos los hombres.

*
                                                DEL-AMAR
Danza la sirena,
es compás de espuma y olas.
La silueta de aquel hombre
busca en el encuentro su deseo.

Roba a los corales
los matices de sus velos,
sus senos yerguen
en atrapante regocijo.

Danza la sirena.
Ninguna piel podrá tocarla.

Son de la mar
                   sus caderas
de la mar
                  sus cabellos,
de la mar
                 el Amar
*
                                              “Y yo nunca supe donde arrojar mi muerte”
                                                                                      Máximo Simpson


Tengo listo el pozo para mis huecos,
                                     al costado, la tierra de mi espanto,
Unos pétalos perfumados que asilan mi destierro
Un cajón de roble sin brazos, silencioso con la gota de agua del doliente
Todo preparado para esta muerte que se avecina.

Pero hay algo que me detiene en esta ceremonia,
Y es quizás, esa atrevida alegría
                                                 que no deja de acompañarme.

*

                                                                                                   “Sin amor, es pecado…
                                                                                         Sin sexo, es pecado”
                                                                                                                  Marta Comelli

          El tulipán rojo
Hay una huella en  el pétalo de su rojo
En  su destino de flor
 que nace sola y muere sola
 El rojo intacto de la creación
es su sangre disparando cañones
en ese campo minado de tanta nieve
Y en su blanca  soledad
ella se abraza al meridiano de sus estambres
Celosa a veces del bosque, del juego del colibrí, de las enredaderas
  vive  el frio mas intenso… el silencio del campanario
Erguida  muestra la  máscara
cubriendo    sus  pecados  que nacen de la soledad
 Detrás,     todos sus deseos rojos, de todos los rojos,  sin resistencia
deseos  de esculpir un cuerpo
deseos  de nacer  de un orgasmo…
porque  sin amor, se prostituyen  las caricias
             sin sexo,  se olvidan los instintos de la vida
             y morir asi ,      es el infierno cubierto de nieve

Rocío Jímenez




Amparados en frases de Leonard Cohen, Charles Chaplin, Carl Sundburg y otros grandes fuimos ingresando a temas como  la vida, la muerte, la igualdad entre los seres humanos, la música, el amor, el tiempo, lo que la enoja, la juventud, y más, mucho más.

¡GRACIAS ROCIO!


Agradecemos el acompañamiento de:
Lelia Recalde, Gabriela Rivero , Miguel Carini, Irene Laje, Fernando Anglada, Griselda Rulfo, Cristina Gonzalez, Leticia Ressia, Pedro Altamirano, Ada Deangeli, Manuel Leiva.

El programa en MP3 no esta completo, pedimos disculpas.




martes, 20 de enero de 2015

Luna 19 de Enero de 2015

A un tigre que se está muriendo
A la mujer perfecta la acompaña un tigre que la protege.
Inocente depredador de corazones
tan hermoso que suaviza al fuego y entibia la nieve
como un cúmulo de joyas bronceadas al sol.
Por las noches, ella duerme
en el abrazo del tigre que descansa
satisfecho de calor y carne fresca.
Y juntos, a la luz de un fuego, comparten el silencio.

El tigre despierta y está solo
siente un rumor próximo, molesto, incesante…
Entre los árboles asoman rectos perfiles
de una extraña jungla luminosa.
Un cielo sucio le niega el horizonte
y aromas desconocidos lo entristecen.
Sabe que es cautivo, que su prisión le impide otro destino
pero no distingue lo que es un sueño.

Y a la hora de la sombra
cuando el foso y la reja se desvanezcan
la sangre de los dos correrá
por la selva y el pantano.
Salpicante escarlata sobre el follaje
arrasando al miedo.
¡Estallará la luz en los ojos amarillos!
Será el rugido pleno de las llamaradas del tigre
sobre la cobriza piel de su adorada.

El amor le dará merecida suerte de sosiego.
Será el rostro más bello que haya visto
la cazadora muerte.

Maximiliano Néstor Sonnet



¡BIENVENIDO A LUNA DE PÁJAROS MAXIMILIANO !

Llovió por la tarde y a la noche la luna, todavía tenía los ojos empañados. Pero le bastaron un poco de música y poesía para que los pájaros se fueron acercando.
Iniciamos con La Partida, tema de Gustavo Santaolalla, para despedir a Pedro Montealegre  (1975) y al Maestro Rodolfo Godino (1936). Leimos de ellos, el poema Penitencia y La muerte que sigue. Les transmitimos palabras de Jorge Torre Roggero a Rodolfo Godino.  Luego  The love, uno de los temas de la novela Las mil y una noches y en el final El país de la libertad, interpretado por León Gieco
María Fernanda Juarez homenajeó con su voz a los cumpleañeros de la semana: El Vasco Baigorrí, Marta Toro, Luisa Carballo, Hugo Barbero, Daniel Villegas, Alicia Aimar, Elisabet Cincotta, Teresa Castellanos, Cynthia Celeste, Marola Farias, Mary Acosta y Nancy Luna. Daniel Chato Diaz y José Machado.
Le pusieron humor a la noche: Cacho Garay y Cacho Buenaventura.
En nuestro espacio “De atrás para adelante”  las poetas Susana Terreno y Lili Nordio.


La palabra, cuando queda perdida en el diccionario, es como la ceniza que dejó un fuego.Sólo puede leerse en los textos que la usaron cuando estuvo viva y esto es un misterio, uno de los tantos misterios de la poesía
Joan Margarit
El programa contó con el auspicio del BOLETIN LITERARIO BASTA YA! que dirige Eduardo Alberto Planas. Pueden acceder a su versión virtual a través de www.boletinliterariobastaya.blogspot.com  y adquirir su versión papel en Tienda de la ciudad (Cabildo Histórico) y Café del Alba, en 9 de Julio 482, un lugar creado por Juan Manuel del Campillo donde conviven armónicamente el café y los libros (pueden encontrar allí ensayos, revistas culturales, comics, narrativa, y toda la poesía, especialmente de autores cordobeses)
La mujer de Lot , de Maximiliano Sonnet
Nací en tiempos bárbaros, donde duele el hambre y la indiferencia agobia. Aquí me vendo a los hombres, sobrevivo a ellos, aguanto su olor y su cachetada, camino a diario para buscar el agua, me maquillo por las tardes y regreso por las mañanas.
El humo que arde en los basurales me oculta un poco y el frío es un perro flaco que siempre me acompaña, me anestesia los pies y la piel con moretones.
Al llegar, abrí mi puerta y hasta las chapas gritaban. Entró una ráfaga helada, un vaho pegajoso y un famélico fantasma.
Afuera, la policía derriba otra puerta. Alguien grita, llora un niño. Los chicos huyen a la calle, a su lodo, al campito y a los cambalaches. La droga recluta sus muertos. Tengo fiebre, escupo sangre, y en la casilla de al lado, otra mujer es golpeada.
Hay dos ciudades, una de brillo y otra de sombra, y en las dos, la mugre humana. Ciudades del pecado, el día que todo se destruya, quiero verlo.
Que nadie me diga que a la muerte no puedo mirarle la cara.
Que huyan las ratas, que arda el fuego puro en cada ventana, que haya cataclismos, que se eleve una cordillera donde antes hubo pantano, que la ceniza vuele por el aire, que la luna se ahogue y estornude intoxicada, que el cementerio se sumerja bajo las aguas, y que el paraíso para unos cuantos siga existiendo como siempre lo hace, tan cobarde y pomposo, obscenamente deslumbrante.
No le debo nada a nadi, ni a Dios ni a los ángeles. No tengo dinero, pero sé que pago mis deudas. Afronto lo que venga sin quejas ni lágrimas. Sin embargo –sin querer- siempre sueño que una mano de gigante me rescata, me saca de la cama y me lleva lejos, alto…y en el vacío que deja mi cuerpo entre las sábanas, pone en su lugar, una estatua. Muy limpia, muy fría, muy blanca.
Con nuestro invitado, hablamos del inicio de la escritura en su vida, de las temáticas, de los momentos y lugares preferidos para escribir, las llamadas “artes menores”, las expresiones callejeras, lo audio visual; hablamos de autores,  del amor, de las cosas que le molestan, de lo que significa la familia, de deseos y proyectos y mucho más…





¡Gracias Maximiliano!

El velorio del payaso
Había una multitud enredada en las calles de aquel crocante y viejo pueblo. Porque bajo la luz jabonosa de una luna puntiaguda velaban al famoso payaso “Pastelito”. Re-fundador del barrio, héroe de guerra, sutil mujeriego y ex parapsicólogo.
Había sido su voluntad para ese día la celebración más extraña:
“…la despedida “Mortadela” ¡para una muerte bien pituca!
(fueron sus últimas palabras con su voz de xilofón)
Un suceso vaporoso que cobijara las más disímiles actividades.
Concurso de remeras mojadas y desfiles en traje de baño, portados por las mujeres más frutales de la zona. Ellas, con sus cabelleras nidosas y trajes de vinilo fueron las que llevaron hasta el ataúd las coronas fúnebres, cuyas flores iban untadas de miel y crema chantillí. Música tunga-tungueante, bingo, ruleta rusa, papel picado, guerra de comida, espuma loca, y en la nariz del muerto: un impúdico tomate.
Aquella noche, todos fuimos Payaso. Y sobre una endiablada pared, fusilamos a la viuda con puntura.
Aunque reconozco que algunos nos excedimos un poco. Al límite de perder la dignidad, en un incendio Alejandrino, hicimos arder entre voraz pirotécnica, al féretro
…y el fuego, fue de colores

Nos acompañará en la próxima luna

ROCIO JIMENEZ

martes, 13 de enero de 2015

Luna 12 de Enero de 2015

12 DE ENERO 2015

En el curso agitado de la vida
somos muerte que acumulamos
quietos
Julio Castellanos

                                    

Nuestro invitado:  MIGUEL CARINI
Una noche donde faltaron estrellas y sobraban nubes. Un cielo de luto que adhería a la muerte del joven poeta chileno Pedro Montealegre, quien fue subiendo a las alturas entre la música y las palabras.
Les pedí que levantaran la hojarasca,
que me vieran las piedras: mi corazón allí,
el ramaje, la espesura.

Pedro Montealegre

El programa contó con  el auspicio del   Boletín Cultural Basta ya! dirigido por Eduardo Alberto Planas. Pueden adquirir su versión papel en Café del Alba, 9 de Julio 482 o en La tienda de la ciudad, Cabildo Histórico.
En el inicio del programa leimos “Llanura” de Antonio Aliberti y luego a Claudia Tejeda, Alfonsina Claria y Antonio Requeni.  Se escucharon además en el espacio musical, los siguientes temas: El orejano, por Jorge Cafrune; El arriero, Atahualpa Yupanqui y Mira qué lindo es mi país paisano por Argentino Luna.
La voz de Sofía Ortiz fue el homenaje a los cumpleañeros de la semana: Ignacio Osorio, José Luis Colombini, José Luis Arce, Adriana Pozzo, Emilio Cuitiño, Marité Archina, Irma Strómbolo, Norelia Dabar, Gabriel Impaglioni, Ana María Parlamento, Juan Bautista Melo y Alberto Pereyra, de Santa María de Punilla. Hubo saludos del corazón para Carlos Chaves, Gustavo Durán y Sara Quinteros.

Miguel Carini nos visitó aportando su sonrisa franca, su humor, sus ganas, le puso voz a los poemas “Entre hombres” y “Un par de botas” de Julio Gutierrez Martín. Dijo los propios, nos habló de valores, de la razón por la que eligió el recitado, del amor, los años, el presente, el futuro, la vida, la muerte. Una  luna que nos convocó con un registro campero para quienes gusten del género.




¡Gracias Miguel!

Un par de botas, de Julio Gutierrez Martin
Sentado en su despacho, / el comisario estaba ojeando expendientes, cuando el cabo / se presentó trayendo al detenido, / un mozo de treinta años a los umo, / vestía bombacha gris y corralera / pilchas que a juzgar por la vejez, / daban pruebas de la miseria del dueño.
-“…me lo entregó el sargento, comesario! / Este es el que antiyer robó unas botas del boliche ë los Vascos…”/ “…unas botas…¡ahá!, ladrón barato! / Cómo te yamas, vos?”- / Orencio Nievas…,/ ¿y de ande sos? /De acá mesmo, siñor! / trabajas? / / …no siñor. No hayo trabajo. Estuve conchabao pa’ la cosecha / en la chacra e Barcala, pero en cuanto / terminó la juntada del máiz, me echaron / Aura hago algunas changas y ansí vivo…/ ¿“A que le llamas changas…a andar robando? / El paisano bajó la vista al suelo. / -¿Ande tenés las botas? “ / En el rancho. /”¡Cabo!...imande a buscarlas! / y paseló nomás pal calabozo / que ya vamos a ver cuanto le damos” /
Salió el cabo llevando al detenido, / y el comisario se quedó pensando: / “Un par de botas”,ni pa robar sirven / estos paisanos vagos.
No habían pasao dos horas, / que un milico se le cuadró: - “Con licencia” /¡ Acá tiene las botas comesario! / Me las dio la mujer del tenido: / las tenía puestas el hijo, / un chiquilín de unos siete años…/ -¡ Ajá!... ¿con que esas son las botas?....son muy chicas / pa ensuciarse las manos! / y qué decía la mujer? / Y…nada! Yoraba como una Madalena, comesario /…y cuando me hiba a dir, me dio esta carta / pa que se la entregue a ud en sus propias manos.
-Habé …deame / mujeres que les piden los maridos, / ¿nada mas natural!...pero lo malo/ que siempre los hayan angelitos, / aunque les hagan sombra al mesmo diablo!.../
¡Pero esta carta era distinta a todas! / Escrita en un papel de estraza, / mugriento y arrugao, las palabras / eran una hilera torpe de garabatos / que había estampado la gracia y la inocencia / de aquella criatura de siete años, / ¡ajena por completo a la desgracia / que la miseria echó sobre su rancho!.
El ceño del comisario se fruncía / al tiempo que la hiba descifrando, / y al acabar de leer, casi temblaba / la hoja de papel entre las manos!
¡Agente! / ¡Mande mi comesario! ¡Vaya y degüelvale a la mujer de Nievas esas botas que ha traído! …Dígale que jue un error, que nos disculpe…/ Dispués va y le pregunta al bolichero / cunato cuestas las botas…¡se las paga y que se olvide ‘el  caso! / ¡Espere! ¡No se vaya! A Orencio Nievas ya mesmo me lo larga….y que no deje de llegarse hasta aquí mañana mesmo, / puede que le haiga hayao algún trabajo.
Se retiró el milico tras la orden. / El comisario se acomodó en la silla / y a la par que liaba un poco de tacao / repasó aqueya carta, que aún temblaba / como un pajarito hondiao entre sus manos. /
“ Siñores reyes magos: Yo les pido / que se acuerden este año / de trairme las botitas. / Yo soy güeno / y asegún me han contao los otros chicos, / si uno se porta bien todito el año, / ustedes siempre dejan un regalo…”
Al apartar la mirada de la hoja / sintió como una brasa adentro ‘el pecho, / y echó afuera la rabia murmurando: “¡Mientras que la miseria haga ladrones / yo nunca serviré pa’ comesario!


Gracias a quienes acompañaron y a quienes nos hicieron llegar sus mensajes:
Irene Laje, Pedro Altamirano, Griselda Rulfo, Antonia Rubio,  Juan Carlos Ríos,  Fernando Anglada, Alberto Ariza, Gloria Amaya, Maximiliano Sonnet y Cristina González.


miércoles, 7 de enero de 2015

Luna 05 de Enero de 2015

Esbozaba  lluvia este  cinco de enero con luna llena, pero nada pasó, por el contrario, las estrellas hicieron una barricada y ganaron la partida. El primer programa del 2015 empezó con Rubén “Negro” Rada  interpretando el tema Será Posible, transmitiendo energía y buenos deseos. Con  el auspicio del Boletín Literario Basta ya! (www.boletinliterariobastaya.blogspot.com)  recibimos a FANUE  (Jorge Flores Soler) . Fanue fue humorista gráfico de la revista Hortensia y colaborador del suplemento infantil del diario Córdoba. Guionista y co-realizador del cortometraje “Dos hermanos” Premio de la Asociación Argentina de Televisión por Cable (Buenos Aires, 2004). Publica una saga de relatos “Episodios espaciales” en la revista Cítrica (Buenos Aires). En literatura infanto-juvenil ha publicado los libros: “Los casos del Inspector Chunchurreta” (Sudamericana, 2009); “ Los casos del inspector Chunchurreta 2” (Sudamericana, 2011); “La tortuga Refulgencia” (Guau Ediciones, 2011). Es autor del libro de relatos de ficción: “Teorías acerca de la desaparición de Alta Gracia”. Un placer en este inicio de año.





Fanue, presentando Desterradxs en Café del Alba, 9 de Julio 482

Leímos a Hugo Rivella y su poema “Oración del ojo” y en el segmento “De atrás para adelante” tuvimos a Hugo Mujica y Susana Zazzetti.
Escuchamos “No me nombres” por Javier y Andrés Calmaro y la banda uruguaya No te va a gustar se hizo escuchar con el tema “Ese maldito momento”.
Fanue nos habló sobre la ficción, la narrativa, el humor, del Inspector Chunchurreta, del niño que fue, habló de las virtudes y las contras de Jorge Flores Soler y también Jorge le dedicó unas palabras. Respondió al infaltable ping pong, habló de amigos, de Oscar Salas, de su estado de ánimo más frecuente, de las cosas que le disgustan y mucho mucho más.




¡GRACIAS FANUE! 
 ¡GRACIAS JORGE FLORES SOLER!

Aquí algunos textos para que disfruten

César

Justo el día que tenía que jugar la final del campeonato, César encontró sobre la mesa de la cocina la nota donde Mariela le decía que lo dejaba.
Esa tarde el entrenador lo notó poco atento durante la charla técnica, pero igual lo puso de titular: no podía darse el lujo de prescindir de un defensor como él.
A los treinta del segundo tiempo, César fue a despejar un centro llovido sobre el área y en la pelota vio la cara de Mariela. Nadie pudo creer la acción del jugador: saltar más alto que cualquiera, tomar la pelota con las dos manos, llevársela a la cara.
Perdieron uno a cero por ese gol de penal.
—¿Qué hiciste, pibe? —le preguntó desarmado el entrenador, cuando terminó el partido.
—La besé —dijo César.



Indecisión
Dudó un instante, con la tijera en la mano.
Pensó para sí: una doli tuá de lalimentuá, osopete colorete una doli tuá…
El filo de la herramienta destelló bajo la luz blanca.
Ta te ti suerte para mí, si no es para mí será para ti…
—¿Está todo bien, doctor? —preguntó la instrumentista.
—Sí —mintió él.



Overview

Cuando en la conferencia de prensa le preguntaron al cosmonauta Vladimir Shapóshnikov qué había pensado cuando vio la Tierra como un minúsculo punto en la inmensidad del espacio, el astronauta mintió. “Pensé en la maravilla de la vida y en cuánto nos falta por aprender”, dijo frente a los micrófonos.
Pero la verdad –la inexplicable y rigurosa verdad– es que cuando la vio por la escotilla de la nave, Vladimir pensó que ahí adentro de esa lucecita azul, no más grande que la cabeza de un alfiler, tenía hormigas en la alacena de la cocina.

La casa de al lado

Algo extraño ocurre en la casa de al lado la noche del primer martes de cada mes.
Con impecable puntualidad, a cinco minutos de la medianoche, un automóvil se detiene por un instante frente a la casa y de él baja una mujer.
A fuerza de haberlo escuchado cientos de veces, reconozco el grave sonido del vehículo y el golpe amortiguado de su puerta al cerrarse. El auto siempre es el mismo. La mujer no. Un taconeo distinto –pero siempre sensual– cruza la vereda, atraviesa el descuidado jardín y trepa en las sombras los cuatro escalones que conducen hasta la puerta de entrada. Desde la calle, sin detener su motor, el automóvil vigila el andar de esos pasos que se pierden en la oscuridad.
La mujer llama a la puerta. Toc toc... toc. Todas lo hacen del mismo modo, con tres golpes: los dos primeros muy juntos; el tercero, luego de una breve pausa. Inmediatamente después de que la mujer se ha anunciado, el auto acelera suavemente y se va.
En la casa de al lado, el silencio devora los sonidos. Ninguna puerta se abre. Ningún llamado se vuelve a escuchar. Ningún paso regresa desde las sombras.
A la mañana, con la luz del día, pasaré por el frente de la casa y encontraré, como siempre, las baldosas de su vereda rotas, la maleza del jardín que ha crecido desmesurada, y hojas secas y papeles amontonados junto a la puerta. Como ocurre en casi todas las casas abandonadas.



Miedo de niño
De pequeño, a la hora de las buenas noches, antes de que mi madre apagara la luz de mi cuarto, le pedía que me arropara apretadamente metiendo los faldones de las cobijas bajo el peso del colchón. Así, me aseguraba que mis brazos y mis piernas no pudieran ir más allá de los límites de mi cama, pues creía que una mano monstruosa saldría desde abajo y me atraparía.
Con el paso de los años fui perdiendo ese natural miedo de niño. De a poco me acostumbré a dormir con las cobijas sueltas, a no temer si alguno de mis pies excede el territorio de mi cama, a dejar que mi mano cuelgue floja hacia el piso, y a sentir esos dedos descarnados y fríos que se cierran alrededor de ella, una vez que la oscuridad ha ganado mi habitación.

Pronóstico

Dijeron que fue un loco que se escapó del orfanato.
Que no saben cómo, pero que el muchacho se metió en el edificio del canal de televisión.
Que caminó por los pasillos, hasta entrar en el estudio desde donde se transmitía en directo el noticiero de la tarde.
Que se metió en escena, ante el asombro de todos, en el instante en que la chica del tiempo comenzaba a dar el pronóstico.
Que la sacó de cámara de una patada en el culo.
Y que alcanzó a anunciar, antes de que lo atraparan, un diluvio de luna.

Ahora un par de patrulleros van por él al hospicio donde hace unas horas lo devolvieron.
Los vehículos van a toda velocidad por las avenidas desiertas, bajo esa lluvia platinada que quema la piel.

La calesita

Me emociono al mirar a Juampi sentado sobre el caballito de colores. Lo veo venir con su risa fresca y me parece que fue ayer cuando la Flaca rompió bolsa y tuvimos que salir urgente al hospital. Cada giro de la calesita son unos ojos que nos buscan y una manito que nos saluda. Del centro del carrusel sale una canción de Gaby, Fofó y Milki que cuenta que la gallina Turuleca ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres. La Flaca se ríe y me abraza. “¡Chau, Juampiii!”, le dice cuando pasa frente a nosotros. Pienso que la felicidad sí tiene precio: lo que vale un ticket de calesita. Veo los dedos de Juampi que se hacen firulete en busca de la sortija y alcanzan a rozar el anillo. ¡Ah, casi! “¡Chau, Juampiii!” En la siguiente vuelta, lo veo mirar con atención los movimientos del sortijero, estudiarle el recorrido de la mano, adivinarle la gambeta. Vas a ver que en la próxima la saca, le quiero comentar a la Flaca, pero no termino la frase porque ella ya dice de nuevo “¡Chau, Juampiii!”. ¿No fue un chau Juampi adelantado?, me pregunto. Pero antes de encontrar una respuesta, ella vuelve a decir “¡Chau, Juampiii!”. Juampi sube y baja en su caballito, con una ondulación demasiado rápida. Su flequillo acompaña el vaivén y extremo de la camisa le aletea. “¡Chau, Juampiii!”, vuelve a decir la Flaca. Miro al sortijero y descubro en sus ojos un fulgor extraño, un brillo malintencionado. “¡Chau, Juampiii!”. ¡Amalia!, le grito. Pero ella está absorta en el girar de la calesita; una mueca de sonrisa se le dibuja debajo de sus ojos que parecen hipnotizados. “¡Chau, Juampiii!”, dice otra vez. Los maderos del carrusel comienzan a crujir. Juampi ya no ríe: ahora su gesto es de susto; tampoco saluda: necesita las dos manos para sujetarse a la baranda que sube y baja con la cadencia de un galope de verdad. “¡Chau, Juampiii!”. Sacudo a Amalia y le doy una bofetada en un vano intento por rescatarla del trance. “¡Chau, Juampiii!”. La mano del sortijero se mueve demasiado rápida, casi una mancha en el aire de la tarde; sus ojos destilan locura y un hilo de baba le cuelga del labio. “¡Chau, Juampiii!”. La fuerza centrífuga se acentúa y la gallina Turuleca ya va por el huevo setenta y ocho. Unos remolinos se dibujan en el suelo y comienzan a levantar hojas secas y papeles de caramelos. “¡Chau, Juampiii!”. Las piernas del niño empiezan a despegarse de la figura del caballo. “¡Chau, Juampiii!”, no para de decir Amalia. Juampi grita. De algún lugar de la calesita sale despedido un bulón que pasa al lado de mi cabeza y golpea atrás, en un banco de madera. “¡Chau, Juampiii!”. “¡Chau, Juampiii!”. Aferrado al barrote, con las piernas que le escapan hacia afuera, el cuerpo de Juampi parece una banderita. “¡Chau, Juampiii!”. “¡Chau, Juampiii!”. “¡Chau, Juampiii!”. Un empujón interno me saca de mi lugar y reacciono. Arranco una de las tablas del banco más próximo y la enarbolo como un arma salvadora. Corro hacia la figura del sortijero y le estrello la tabla en la cara. Una masa de sangre y dientes vuela hacia un costado. El hombre da unos pasos hacia atrás, trastabilla y golpea su cabeza contra la pared de la boletería. Entonces la velocidad de la calesita parece menguar. Corro al lado de ella y logro rescatar a Juampi. Vuelvo jadeando, con el niño en brazos. Amalia me mira confundida; tiene las manos pegadas a los costados del rostro, enmarcando su boca abierta. La tomo del brazo y salimos rápido a la calle, mientras los payasos cantan que sus barbas tienen tres pelos.

Jorge Flores Soler -Fanue

PRÓXIMO INVITADO: MIGUEL CARINI