Textos que invitan a seguir leyendo
Las uñas filosas del viento arpegian en los álamos. Simona, sabiendo que al amo le gusta la cama caliente , plancha las sábanas y coloca dentro un ladrillo sacado del horno. Después que lo acuesta, sin mediar palabra, sopla la lámpara y se quita el ropaje. Sus cueros relumbran contra la ventana, sus largos pezones atraen la mirada, la luz de la noche mete las rejas dentro de la alcoba. El ya está viejo para hacer la guerra, va por los setenta, pero olió catinga. Su pecho se cuaja ante la belleza que conoce de antes y corre las mantas. Ella se desliza como una pantera.
Fragmento de Negritud del libro “Cuentos del Camino Real y otros cuentos” de Alejandro Ramón.
Fragmento de Negritud del libro “Cuentos del Camino Real y otros cuentos” de Alejandro Ramón.
Claudio Sellán descorrió el telón de la noche. Su encantadora tonada santiagueña fue dejando migajas detrás de las palabras para que la bandada mirase como la luna llovía nostalgia. Como siempre, la ya conocida voz de Amado Storni entregaba sus Pájaros de Barro y Las Mañanitas en la armónica de Carlos Villa Guzmán hacían de fondo al anuncio de los cumpleañeros. El homenaje está vez para uno de ellos, José Luis Colombini, de Villa Dolores y su poema “Reflejos de Ausencia”. Del menú especial se desprendieron unas “Cuartetas de Otoño”, texto del poeta cubano Carlos Pintado, residente en EE.UU. El día de Santa Beatriz nos llevó a otras Beatrices y los saludos fueron para: Laura Beatriz Chiesa, Beatriz Bustos de San Francisco, Beatriz Martinelli, Beatriz Ruiz de la localidad de Cosquín, para Bety Borreda y la querida Betty Badaui.
Fue lunes de sorteo. Se realizó entre todos quienes hablaron, enviaron e-mail o escribieron su comentario en el blog: Molly Bic de La Carlota y Mely Almada de Córdoba capital se hicieron acreedoras cada una de un ejemplar con CD de la revista Encuentro, de Jujuy y el libro “Cuentos del Camino Real y otros cuentos” de Alejandro Ramón fue para Rosa Gómez de Villa de Marcos Juarez.
Por cierto no faltaron las Efemérides y hubo apodos en lugar de cuentos. El tema central pasó por los juegos de infancia y tres queridos amigos nos acompañaron con sus recuerdos : Nilda Salgueiro de la ciudad de Ramallo, Pcia. de Buenos Aires, la escritora Ethel Cobo, de Córdoba y Antonio Guzzo, amigo de San Juan. Podrán leer estos textos en la derecha del blog, seguro que más de uno se sentirá identificado.
El invitado – experimentado conductor según sus palabras – nació en Santiago del Estero en 1975. Transmite, desde la calidez de sus ojos; un ser sensible acostumbrado a posar la mirada en las cosas y devolverla en palabras que las transparentan. Claudio está radicado en Córdoba desde el año 2002 . En el 2005 participa de la XX Feria del Libro Córdoba con el Grupo Abrapalabra y en la mesa de Poetas Jóvenes. En el 2006 edita su libro “La ciudad Imposible al2800” Desde entonces su poesía no ha dejado de crecer para maravillar a quienes lo escuchan. A continuación uno de sus poemas.
Desordéname
gritabas
una cubana te desnuda
y se va
y tu piel
y mi piel
cantan con la pasión de los estadios
comparo la grieta de los techos
con y sin lluvia
y tu santo y seña a oscuras
el favor del animal
y tu postura de puerto amanecido
de silencio naranja
de hoja seca que baila en la sal
te amo
susurrabas
y creo a esta hora
es lo mas amor que se puede
y tienes razón
al interrumpir la vida que acaba de pasar
ahora
grito
ordéname amor
ordéname
la cubana me viste
y queda cerrada sobre la mesa
Claudio Sellán
Contó un pajarito que el próximo lunes la visita es de Rosario, miembro incondicional de la bandada, la querida, queridísima Nerina Thomas, conductora del programa “ Compañeros de la noche” que se escucha por www.lt8.com.ar de lunes a Viernes a 1 a 5 de la mañana.
Juegos
Juegos
Los juegos, cuya importancia en la formación del niño resulta indiscutible fueron variando con el transcurrir del tiempo y muchos de ellos desaparecieron. Nadie juega hoy con uno de aquellos aros metálicos que se fabricaban con rueda de bicicleta y se guiaba con una varilla de alambre ni con los baleros que hoy sólo se consiguen para alimentar la nostalgia de coleccionistas. Volvieron sí las bolitas, el trompo, el yoyo, el barrilete. Nunca, las muñecas de cerámica que a finales del Siglo XIX conocieron en Europa su época de oro. Pero en esta luna, esos juegos de infancia salpicaron el programa con información y las anécdotas que acompañan la reseña.
“Dicen que todos conservamos un niño en algún lugar del corazón y doy fe de ello. A 70 años de mi niñez recuerdo que ya sea en nuestras casas o en el colegio, jugaba con mis amigas a la cuerda o soguita como le decíamos, a las figuritas, utilizando un libro donde las poníamos, lo hacíamos girar y luego había que adivinar en que lado de las tapas estaban y si quedaban arriba o abajo. Jugábamos a la payana, con cinco piedritas y confieso que nunca pude ganar. Otro juego era con las muñecas, a las visitas, con todos los accesorios de una casa, como por ejemplo, la muy lograda batería de cocina que era de lata, el plástico llegaría después. En la pubertad cosía la ropa a las muñecas o recortábamos los ajuares que venían en las Revistas Figuritas, Billiken o Mundo Infantil , y vestíamos las figuras impresas como si fueran maniquíes, adhiriendo la ropa al cuerpo, mediante aletas del mismo papel. La muñeca estrella era Marilú pero no todas teníamos la suerte de ser su mamá.”
Ethel Cobo, escritora cordobesa
Juegos de infancia eran una aceptación más que una elección, me siento como si fuera un mero espectador de los juegos de los demás y que yo participaba de los mismos por esa necesidad gregaria de los niños aunque en ciertas oportunidades surgía segregación.
“Uno de esos juegos fue una pista de barro para autitos de carrera construida bajo la dirección de mi hermano mayor, yo tendría unos seis años y el cinco más, debimos esperar se secara un poco el barro y a colocar los autitos de plástico de colores chillones de los años ’50.”
Antonio Guzzo, escritor sanjuanino
"Los juegos del niño
y las razones del anciano son frutos de dos estaciones"
Willam Blake
La orden, perentoria, inapelable: !Adentroo..A comer! y el desbande nos amontonaba en la puerta, demasiado angosta para el tropel de la impaciencia: "El último cooola e' perro..." Comer, respirar y jugar ocupaban el día. Competitivos y solidarios fueron los juegos de mi infancia .Cuando el desafío de las carreras, las corridas de la "Mancha venenosa" y la estrategia de ser último en "La Escondida" para gritar apurados: "Piedra libre para todos mis coom-pañerooos" nos dejaba sin aliento, se imponía la tregua del "Pisa Pisuela", todos apoyados en la pared y un "Pisa, pisuela color de ciruela, vía, vía, éste pie", el pìsado salía y se sentaba a la espera de otra vuelta
En la calle de tierra, una ramita para marcar y una piedra bastaban para la rayuela de las nenas, mientras la vocinglería de los varones espantaban los pájaros en el ritual de la bolita, al pié del árbol: "Tirá de lejos que hay pajita", aconsejaba el sabiondo, "Mueve pajita, garpa bolita", replicaba el contrincante.
El "Rango" para los varones y la "Rueda rueda de pan y canela, dame un centavito para ir a la escuela" de las nenas, delimitaban los espacios que no podíamos invadir, a riesgo de ser considerados "machonas" o "mariquitas", respectivamente.
Allá lejos, en la tercera década del siglo pasado, todos los chicos de mi cuadra conocimos la felicidad de los juegos sin juguetes, bajo el soleado cielo de una calle de tierra.
Nilda Salgueiro, escritora de Ramallo, Buenos Aire
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