martes, 26 de enero de 2010

Lunes 11 de Enero de 2010

El inicio del programa tuvo voz masculina. La de Alejandro Ramón,profesional de la medicina, escritor y amigo residente en Mar del Plata. El acompañó las Efemérides , puso la cuota de humor, nos llevó a la moda de otros épocas. Y fueron de lujo las anécdotas que sobre los primeros pantalones largos nos contaron nada menos que Jorge Paolantonio, Pedro Soto, Jorge Ariel Madrazo y Andrés Aldao desde Israel. Como siempre, Las Mañanitas en la armónica de Carlos Villa Guzmán como fondo para recordar a los cumpleañeros. Los poemas leídos fueron de Teresita Pirra y Jorge Carranza . La voz del querido Máximo Ballester, puso una sonrisa en cara de la luna, aliviaba los 40º de sensación térmica que acuciaban a esa hora.
Pero también otro amigo nos acompañaba, sumando su talento.Daniel Mendieta, hacía que sus manos, aletearan sobre el papel en blanco, desplegaba con ellas un mágico abanico de trazos. Daniel hace caricaturas para eventos, despedidas de soltero, egresos, casamientos y siempre que puede, nos deleita con su presencia en la radio. Su celular para contrataciones: 0351-155454730
 
Alejandro Ramón nos habló de la peña literaria y gastronómicaEl Carancho que en su ciudad reúne a un grupo de amigos que escriben cuentos y que plasman luego en una Revista “Los cuentos de El Carancho”, publicación que definen clandestina y gratuita. Además aportan recetas de cocina que obviamente, disfrutan llevándolas a la práctica. Algunos integrantes del grupo hicieron apreciaciones sobre Alejandro. Hugo Portillo lo definió un amigo con mayúscula y como narrador “el mejor de Los Caranchos”; Eduardo Borawski Chanesdijo que mantiene un estilo inconfundible y nuclea tanto una ardua tarea de conocimiento e ingestación, como una catarata de emociones y vivencias. Enrique (Quique) Lombardo lo describió como sociólogo de la vida diaria, conocedor profundo de la HistoriaArgentina, finísimo humorista y reconocido amante familiero. Roberto Paniagua nos transfirió algunas de las frases que Alejandro destina en su narrativa. En cada renglón hay una poesía diferente – nos dice – y que como persona es también un compendio de poemas puros de amistad y sentimiento. En el margen derecho del blog están publicadas las anécdotas sobre los pantalones largos que escribieron queridos amigos de Luna de Pájaros. La narrativa de Alejandro Ramón es extensa y por una cuestión de espacio no será posible poner al alcance de ustedes alguno de sus magníficos cuentos. Pero en el 2007, Alejandro se vio “obligado” a cuentos cortos para la antología del III Encuentro Comunitario de San Juan El Hacer de las palabras, de donde se extraen las siguientes narrativas.

Opera
Abren las puertas y a una señal, la gente entra. Caminan apurados entre las filas como hormigas pequeñas. Los músicos despliegan las partituras, el primer violín da la nota y los demás concuerdan. El director saluda, las luces se desmayan, la sala se silencia. La obertura resuena. Las voces rebotan contra el techo, van a la galería donde están los expertos y ruedan por los palcos hasta la platea. Se suceden los actos. Los personajes aman, traicionan y mueren. El telón cae. Los aplausos se elevan. Siete veces saluda la compañía entera. Se agitan los sombreros. Siguen gritando ¡Bravo!. Aplauden de pié, a mano llena. Todos, menos el niño sordo que se esconde detrás de su madre.

Recreo
Lleva botas, guantes y un abrigo con el cuello levantado. Se siente entumecido por el frío y el cansancio. Piensa: “Acomodo a estos cerdos y me voy a la ciudad. Después de tanto tiempo beberé cerveza, comeré carne y gozaré del calor de una estufa. Me bañaré y dormiré en una cama limpia, con sábanas y mantas, junto a una mujer redonda y blanca. Al menos por dos días estaré lejos de la nieve, de los gritos y de este olor que está en todas partes, que impregna el aire, que se incrustó en mi piel para no abandonarme. Mis ojos están grises de tanta niebla, quizás algún día recuperen el color celeste.”
Una vez que entró el último, el sargento cierra la puerta de la cámara. Después camina hasta la estación de Treblinka y se sube al tren que lo llevará a Varsovia.
Alejandro Ramón





MODA
Se habló de la moda a través del tiempo. De la toga, los jubones , las calzas, la corbata, el uso de la arrogante gorguera, cuello redondo y duro que obligaba a mantener la cabeza empinada. Se habló del aporte británico de los pantalones Oxford o pata de elefante que hicieron furor en los 70. El traje sastre, el origen de la raya en el pantalón. Y amigos de Luna de Pájaros, contaron sobre sus primeros pantalones largos, especialmente para nosotros.
Catamarca. 1961. Hepatitis. 14 años. 45 días en cama. Di el gran estirón como se decía. Los vaqueros (no jeans, eh?) me quedaron a media asta y ni les digo los zapatos. El placer fue la posibilidad real de ir a comprarme un traje wash and wear en una de sus tres versiones: gris topo, azul noche y marrón africano. Mamá sentenció que gris por más sufrido. Obviamente elegí el azul. Pero tuve que conformarme con el marrón caca: era el único en existencia que me iba justo. Se combinó con unos zapatos Modulor , suela de crepe, entubados. Horma italiana, última moda – dijo el vendedor.
Me miré al espejo y vi un tony de circo. Salí de “viste paquete quien viste en LOS CADETES”, con un humor de perros.
Lo que es moda no incomoda, decía mi abuela Ana. Nunca lo entendí.

Jorge Paolantonio
Catamarca


Los largos….los largos….
Tanto fue el cántaro a la fuente…El viejo, sastre manos de oro, me negaba el“premio nobel de la infancia”: los lompas largos, el ansiado paso de la niñez a la adolescencia, el ascenso del pibe peludo de los cortos a la categoría del efebo pintón con los largos. Terminé sexto grado y el viejo, en un gesto magnánimo, me concedió el soñado galardón. ¡Ah, claro, largos sólo sábados y domingos y toda la semana la tiranía de los cortos!

Andrés Aldao
Israel


Recuerdo con mucho cariño los pantalones cortos y sobre todo las camisas de manga corta y bolsillo que me hacía mi madre con los retazos de sus costuras. Eran una maravilla y siempre recibía elogios por esas camisitas.
El primer pantalón largo era azul marino, lo había usado mi hermano mayor y tenía mucho brillo, el que toma la ropa envejecida de tantos planchazos.

Pedro Soto
San Francisco Solano
Buenos Aires


No tengo idea de cómo será para la mujer el uso de los primeros tacos altos pero….”los largos…”. Claro, aquel imprescindible ritual de pasaje – como dicen los antropólogos – ya está muerto. Los chicos usan esos antiestéticos pantalones a media asta ni largos ni cortos y todo bien. Pero aquellos largos te volvían el centro de todas las miradas. Al atreverme con ellos la primera vez, un tío se me acercó en la calle y me preguntó: “¿Señor, podría decirme la hora?”. Las chicas ya te catalogaban como un posible aspirante, y ni te cuento la primera salida, ya de largo, con Ella, la inolvidable. Y hoy me pregunto: ¿dónde habrán quedado aquellos largos, aquella increíble edad de poco más de un decenio…?

Jorge Ariel Madrazo
Ciudad Autónoma


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