Luna 21 de Junio de 2010

“Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.”

“Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borrada nada de lo que ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente, cambiar.”

“En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar.”

José Saramago.

Cuando la Academia Sueca destacó la capacidad de este escritor, poeta, periodista y dramaturgo  para «volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía» se refería al portugués  José de Sousa Saramago, fallecido este 18 de junio a la edad de 87 años.  Puede hablarse mucho de Saramago pero no se puede obviar su sencillez y su humildad. Un hombre de una coherencia política notable que perteneció al partido comunista desde 1969. No pudo finalizar sus estudios porque sus padres no pudieron pagarle la escuela, por lo que para mantener a su familia Saramago trabajó durante dos años en una herrería mecánica. Mientras tanto, sin guía alguna, se leyó toda la biblioteca pública de su barrio. Fue un autodidacta que llego a ser en 1998, Premio Nobel de Literatura.

            La luna estaba en cuarto creciente, a las 9 de la noche en punto se empezaron a escuchar los primeros trinos. El programa estaba dedicado a los padres que el domingo festejaron su día. En voz de sus autores se escucharon  “Remordimiento” de Jose Hierro;  Enereida , de César Vallejos y Restos de Padre, un poema de Laura García del Castaño. También textos de Leandro Calle y Daniel Tomás Quintana,  poeta de Deán Funes.

Algunos integrantes de la bandada, hablaron de sus padres: Luis Barbieri de Chile, Ronit Sela desde Israel,  Jorge Luis Estrella y Arturo Trinelli de Buenos Aires.  También “La dulce sombra querida”, un texto de Andrés Aldao. En el tintero – por falta de tiempo – quedaron Frank Kafka y Silvia Plath.

Dos temas homenajearon a los papis: “Papá, cuéntame otra vez” de Ismael Serrano y Eric Clapton en el cierre.

            También en adhesión al Bicentenario, se habló sobre la creación de la bandera y su reconocimiento oficial. Se escuchó “Juguetes perdidos” un tema musical de Los Redonditos de Ricota que el Ministerio de Educación recomienda en su cuadernillo de Efemérides.

            Se saludó a  quienes se llaman Raúl y Rodolfo con motivo del día de sus santos. Y no faltó el saludo a los cumpleañeros : El 16, Martin Chaves, el 17 Cristina Validakis de Rio III, Nilda Barba de Ciudad Autónoma y Ernesto Ramirez argentino que vive en Barcelona. El 18, Alejandra Chaves y la querida escritora, Irma Droz de Santa María de Punilla. El 20, el escritor chileno Danilo Bruna.

            En el lateral del blog podrán leer las colaboraciones de la bandada. En el mes aniversario, se sorteó un tratamiento completo de reiki (8 sesiones)  un aporte del Lic. Claudio Sellán, que correspondió a nuestra oyente María Emilia y luego se hizo lo propio con la estadía con desayuno incluido  para un fin de semana en la Posada Aitue, un lugar maravilloso ubicado en Villa General Belgrano Córdoba. Puede ingresar a www.aitueposada.com

El premio fue para María Teresa Archina, a quien desde luego felicitamos y agradecemos el acompañamiento a esta Luna de Pájaros.

            Ya salió el nuevo número del Basta ya! y la sugerencias es entrar al blog y deleitarse con los artículos, poemas y notas que nos ofrece su staff. Ingresen a www.boletinliterariobastaya.blogspot.com

            Y ahora, a esperar la próxima luna, donde tendremos a una importante y reconocida escritora cordobesa: MARIA TERESA ANDRUETTO.

Será un placer recibirla en nuestra Luna.

“De ese temple era mi padre. Lo prueba el hecho de haber quedado ciego a los treinta y ocho años sin que jamás le hubiéramos escuchado ni una sola queja, soportando con ejemplar estoicismo semejante desgracia a una edad tan temprana.”

Palabras de Jorge Luis Borges referidas a Guillermo Borges, su padre.

Papá soltero.

Te recuerdo en esa época de nuestro reencuentro. Trabajando detrás de tu escritorio. Ensimismado en los papeles. Con tus lentes para leer casi en la punta de la nariz. Siempre revisando facturas y planillas. Eras joven, emprendedor y vital. De a ratos te ibas con una libreta en la mano, a revisar la producción, a ver el porqué de un retraso. Los empleados te respetaban y reconocían tu autoridad al igual que yo; que te admiraba. Mas tardes cuando se marchaban los trabajadores, nos quedábamos juntos en la fábrica. Recuerdo que te miraba en silencio. Mientras tú revisabas materiales del negocio, me hablabas y ratos  y me hacías bromas y juegos para mostrar tu vitalidad. Después colocabas tu mano ancha sobre mi hombro, me palmoteabas y reías contento. Yo sonreía en silencio. Ya no me sentía solo ni marginado.

Me contaron, que ahora por tu edad,  ya no conduces el auto ni sales solo, que te pierdes y que te cuesta recordar los nombres de las personas y quizás te olvidaste de mí. Pero quiero que sepas que aun te amo y te recuerdo en mi corazón, trabajando detrás de tu escritorio"

Luis Barbieri / Chile

El oficio de mi padre.

Mi padre fue de todo. Fundamentalmente se desempeñó como electricista, ya sea en el frigoríco Smithfield de Zárate o en trabajos a domicilio en Villa Carlos Paz. También fue pescador. En el frigorífico le llamaban “araña” porque tejía las inmensas redes con la que pescaba surubíes de diez o veinte kilos y hasta más. En casa tenía una carpintería y recuerdo su torno y sus herramientas y el olor a madera y a labor realizada con absoluta entrega. También arreglaba y vendìa bicicletas y era el que nos ponía las inyecciones, nos cortaba el pelo y dejaba nuestros zapatos como nuevos cuando se rompían. Fue cantor, boxeador y padre de un inútil como yo que sólo sé escribir poesía.

Jorge Luis Estrella

Buenos Aires

El inicio de mi camino de escritora está ligado por completo a mi padre. Los cuentos que me contaba (cuentos que inventaba para mi) los tejía con tramas de sueños y fantasía, tristeza y reflexión, sobre el mundo, la gente, las historias… Después, el estímulo constante que recibí de él con su valoración, con su fe en mí y en mi talento desde el primer cuento, que escribí a los seis años. De mi padre aprendí la fuerza que tiene la naturaleza creativa que hay en cada uno, no importa si la negamos o ignoramos: si le damos una oportunidad, no interesa la edad, surgirá y florecerá. Aprendí de él la constancia, la terquedad, el empleo de circunstancias que nos brinda la vida para crear historias, y también la fuerza reparadora que tiene el proceso de escribir .En los últimos años la escritura nos acercó, nos unió, nos llevó, además de ser padre e hija, a ser colegas, camaradas en la misma senda.

Ronit Sela / Israel

Mi padre, mi viejo

La figura del padre resulta, por lo general, enigmática para el hijo. Mi padre fue un gran narrador de sus vivencias y entusiasmos. Un narrador para un público limitado: Yo. Las cosas tristes las omitió con constancia hasta que siendo anciano incorporó a las narraciones sus años de orfanato. Los relatos entusiastas referían a partidos de fútbol de su equipo, Boca Juniors, de box, Pascual Pérez y Gatica, de carreras de autos, Oscar Gálvez; historias de algún perro que lo acompañó en su vida joven y en política brillaba el primer peronismo aquél de PERÓN CUMPLE-EVITA DIGNIFICA.

Su paradigma era el pasar desapercibido, por ello en los distintos oficios en los que trabajó no pasó de peón, un buen peón, como aquél trebejo que consigue coronarse y pedir la dama. Entonces nací yo y el peón fue rey en el oficio de ser padre. Mi viejo fue un buen padre.

Arturo Trinelli

Buenos Aires.

 
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