A un tigre que se
está muriendo
A la mujer perfecta la
acompaña un tigre que la protege.
Inocente depredador de
corazones
tan hermoso que
suaviza al fuego y entibia la nieve
como un cúmulo de
joyas bronceadas al sol.
Por las noches, ella
duerme
en el abrazo del tigre
que descansa
satisfecho de calor y
carne fresca.
Y juntos, a la luz de
un fuego, comparten el silencio.
El tigre despierta y
está solo
siente un rumor
próximo, molesto, incesante…
Entre los árboles
asoman rectos perfiles
de una extraña jungla
luminosa.
Un cielo sucio le
niega el horizonte
y aromas desconocidos
lo entristecen.
Sabe que es cautivo,
que su prisión le impide otro destino
pero no distingue lo
que es un sueño.
Y a la hora de la
sombra
cuando el foso y la
reja se desvanezcan
la sangre de los dos
correrá
por la selva y el
pantano.
Salpicante escarlata
sobre el follaje
arrasando al miedo.
¡Estallará la luz en
los ojos amarillos!
Será el rugido pleno
de las llamaradas del tigre
sobre la cobriza piel
de su adorada.
El amor le dará
merecida suerte de sosiego.
Será el rostro más
bello que haya visto
la cazadora muerte.
Maximiliano Néstor
Sonnet
¡BIENVENIDO A LUNA DE PÁJAROS MAXIMILIANO !
Llovió por la tarde y a la noche
la luna, todavía tenía los ojos empañados. Pero le bastaron un poco de música y
poesía para que los pájaros se fueron acercando.
Iniciamos con La Partida, tema de
Gustavo Santaolalla, para despedir a Pedro Montealegre (1975) y al Maestro Rodolfo Godino (1936).
Leimos de ellos, el poema Penitencia y La muerte que sigue. Les transmitimos
palabras de Jorge Torre Roggero a Rodolfo Godino. Luego
The love, uno de los temas de la novela Las mil y una noches y en el
final El país de la libertad, interpretado por León Gieco
María Fernanda Juarez homenajeó
con su voz a los cumpleañeros de la semana: El Vasco Baigorrí, Marta Toro,
Luisa Carballo, Hugo Barbero, Daniel Villegas, Alicia Aimar, Elisabet Cincotta,
Teresa Castellanos, Cynthia Celeste, Marola Farias, Mary Acosta y Nancy Luna.
Daniel Chato Diaz y José Machado.
Le pusieron humor a la noche:
Cacho Garay y Cacho Buenaventura.
En nuestro espacio “De atrás para
adelante” las poetas Susana Terreno y
Lili Nordio.
La palabra, cuando
queda perdida en el diccionario, es como la ceniza que dejó un fuego.Sólo puede
leerse en los textos que la usaron cuando estuvo viva y esto es un misterio,
uno de los tantos misterios de la poesía
Joan Margarit
El programa contó con el auspicio
del BOLETIN LITERARIO BASTA YA! que
dirige Eduardo Alberto Planas. Pueden acceder a su versión virtual a través de www.boletinliterariobastaya.blogspot.com y adquirir su versión papel en Tienda de la
ciudad (Cabildo Histórico) y Café del Alba, en 9 de Julio 482, un lugar creado
por Juan Manuel del Campillo donde conviven armónicamente el café y los libros
(pueden encontrar allí ensayos, revistas culturales, comics, narrativa, y toda
la poesía, especialmente de autores cordobeses)
La mujer de Lot , de
Maximiliano Sonnet
Nací en tiempos bárbaros, donde duele el hambre y la indiferencia
agobia. Aquí me vendo a los hombres, sobrevivo a ellos, aguanto su olor y su
cachetada, camino a diario para buscar el agua, me maquillo por las tardes y
regreso por las mañanas.
El humo que arde en los basurales me oculta un poco y el frío es un
perro flaco que siempre me acompaña, me anestesia los pies y la piel con
moretones.
Al llegar, abrí mi puerta y hasta las chapas gritaban. Entró una ráfaga
helada, un vaho pegajoso y un famélico fantasma.
Afuera, la policía derriba otra puerta. Alguien grita, llora un niño.
Los chicos huyen a la calle, a su lodo, al campito y a los cambalaches. La
droga recluta sus muertos. Tengo fiebre, escupo sangre, y en la casilla de al
lado, otra mujer es golpeada.
Hay dos ciudades, una de brillo y otra de sombra, y en las dos, la
mugre humana. Ciudades del pecado, el día que todo se destruya, quiero verlo.
Que nadie me diga que a la muerte no puedo mirarle la cara.
Que huyan las ratas, que arda el fuego puro en cada ventana, que haya
cataclismos, que se eleve una cordillera donde antes hubo pantano, que la
ceniza vuele por el aire, que la luna se ahogue y estornude intoxicada, que el
cementerio se sumerja bajo las aguas, y que el paraíso para unos cuantos siga
existiendo como siempre lo hace, tan cobarde y pomposo, obscenamente
deslumbrante.
No le debo nada a nadi, ni a Dios ni a los ángeles. No tengo dinero,
pero sé que pago mis deudas. Afronto lo que venga sin quejas ni lágrimas. Sin
embargo –sin querer- siempre sueño que una mano de gigante me rescata, me saca
de la cama y me lleva lejos, alto…y en el vacío que deja mi cuerpo entre las
sábanas, pone en su lugar, una estatua. Muy limpia, muy fría, muy blanca.
Con nuestro invitado, hablamos
del inicio de la escritura en su vida, de las temáticas, de los momentos y lugares
preferidos para escribir, las llamadas “artes menores”, las expresiones
callejeras, lo audio visual; hablamos de autores, del amor, de las cosas que le molestan, de lo
que significa la familia, de deseos y proyectos y mucho más…
¡Gracias Maximiliano!
El velorio del payaso
Había una multitud enredada en las calles de aquel crocante y viejo
pueblo. Porque bajo la luz jabonosa de una luna puntiaguda velaban al famoso
payaso “Pastelito”. Re-fundador del barrio, héroe de guerra, sutil mujeriego y
ex parapsicólogo.
Había sido su voluntad para ese día la celebración más extraña:
“…la despedida “Mortadela” ¡para una muerte bien pituca!
(fueron sus últimas palabras con su voz de xilofón)
Un suceso vaporoso que cobijara las más disímiles actividades.
Concurso de remeras mojadas y desfiles en traje de baño, portados por
las mujeres más frutales de la zona. Ellas, con sus cabelleras nidosas y trajes
de vinilo fueron las que llevaron hasta el ataúd las coronas fúnebres, cuyas
flores iban untadas de miel y crema chantillí. Música tunga-tungueante, bingo,
ruleta rusa, papel picado, guerra de comida, espuma loca, y en la nariz del
muerto: un impúdico tomate.
Aquella noche, todos fuimos Payaso. Y sobre una endiablada pared,
fusilamos a la viuda con puntura.
Aunque reconozco que algunos nos excedimos un poco. Al límite de perder
la dignidad, en un incendio Alejandrino, hicimos arder entre voraz pirotécnica,
al féretro
…y el fuego, fue de colores
Nos acompañará en la
próxima luna
ROCIO JIMENEZ
ME ENCANTÓ!!!!
ResponderEliminarFelicitaciones por el trabajo Lily y a Maximiliano por una hermosa luna
Horacio Aguirre,
desde Salta la linda
Gracias Horacio a vos, por la escucha. Un abrazo
EliminarLily querida, siempre un saludo al aire, la dedicatoria de una canción, hace que quienes estamos escuchamos nos sientamos altamente estimulados y complacidos. Qué lindo el poema del tigre que publicaste, y a este joven, van dirigidos los deseos de que triunfe, su escritura lo merece
ResponderEliminarAntonia Rubio
Seguramente Antonia, Maximiliano leerá el comentario y agradecerá. En cuanto a los saludos y dedicatorias, no olvides que la luna no es nada sin ustedes, los pájaros.
EliminarBuen mozo! decíamos antes. Fue muy grato escucharlos el lunes, el programa fue muy interesante. No siempre puedo escuchar pero cuando puedo me dejan muy satisfecha
ResponderEliminarEstela
Gracias Estela y sí, leí tu mensaje al aire, se agradece la participación al comentar, eso nos estimula.
EliminarAmiguita, termino de escuchar el programa, pintón tu invitado y me gustó como decía, lee muy bien . te cuento que llego el 10 de febrero, después te llamo.
ResponderEliminarVicky Elizondo
cordobesa en Rio Gallegos
buen mozo dice alguien, vos pintón, y el invitado a estas alturas debe estar ancho. Me alegro que por fin tengas fecha de llegada, estaremos en contacto. Gracias por el comentario.
EliminarExcelente como siempre!
ResponderEliminarFernando Anglada
Gracias Fer
EliminarMe gustó como dijo sus poemas el invitado pero también pensé que sería bueno escucharlos desde la mansedumbre de otra voz, sin el ímpetu del recitado con que lo hacía Maximiliano y entonces se los hice leer a Mercedes y me encantaron también. Eso quiere decir que además, son buenos poemas. Felicitaciones a los dos, salió muy bien el programa. Besos Lily
ResponderEliminarMaría Emilia
Perú
Me quedé pensando en lo que decís. Maximiliano tuvo la gentileza de dejarme unos libros y sí, cada voz, modo y forma es una manera distinta con que se lleva al otro. Curiosamente habíamos hablado con él de cuántas veces un autor beneficia con su voz al poema y otra vez lo destroza y que a veces el poema suena mejor incluso en voces ajenas al autor. Interesante comentario María Emilia. Gracias por escuchar.
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