Máximo Ballester ,con su
voz inconfundible, lee un texto del inolvidable
Jorge Luis Estrella y los pájaros
inmediatamente se van acercando a la luna.
La noche – con traje de otoño en
este invierno – se prepara para la poesía y la música. El programa, auspiciado
por el Boletín Literario Basta ya que dirige Eduardo Alberto Planas, abre su
caja mágica con Epígrafe , poema Claudio Simiz.
Lucas Heredia canta
para los cumpleañeros de la semana: 30 de junio: Floriano Martins y Fernando Lopez.
El 1 de julio, Rosa Fabbro y Roberta Leiden Fontanini. El 2, cumple el
misionero Amado Orué, Sebastian De la Gustina y Alejandra Alfageme. El 3, Rubén
Villarreal y Diego Manuel, operador del programa. El 4, Dario Rossi y Sole Vera
Ocampo. El 6, Vicky Elizondo. Con motivo del Día del Arquitecto saludamos a los
poetas Julio Lemoine, Marco Marino y al escritor Elias Atea.
Durante el programa los oídos
se deleitaron con siguientes temas musicales: Búscame (Sobrevolando un sueño)
por Santiago Feliú; Necesito , de Sui
Generis y en el cierre Un verso suelto, interpretado por Luis Eduardo Aute.
Escuchamos “Cañaveral”, poema en voz de su autor Dario
Falconi, de Villa María . Recomendamos su libro “Agua” que pueden adquirir en
Café del Alba, 9 de Julio 482, un lugar creado por Juan Manuel Del Campillo
para que convivan armónicamente el café y los libros, los juglares, los
talleres literarios, la música, el fútbol, la fotografía y las artes plásticas.
Leimos a Raymond Carver y
a Claudia Tejeda, ganadora del Concurso Paco Urondo de Villa María y saludamos
a los demás ganadors: Carmen Solís (Mendoza), Guillermina Delupi, Rocío Torkar
(Tucumán), Alida Alloco (Las Varillas) y Marco Marino.
Comentamos la presentación
de Masticar Rabia, de Griselda Rulfo en Villa María; con música de Angélica
Camandone, exposición fotográfica de Leonardo Dagatti y palabras de Susana
Zazzetti.
Los invitamos a dos
presentaciones:
1
de Julio: “Ecos del silencio” libro de Silvana Avalle . Será en
el Salon Principal de Casa de la cultura, Urquiza 33, Villa Mercedes, San Luis.
4
de Julio 20 hs. Leticia
Ressia y su poemario “El Hielo de la guerra” en el Museo Genaro Perez, Córdoba.
Recomendamos:
El invitado a Luna de Pájaros fue Javier
Martinez Ramacciotti, poeta nacido en 1985. Estudió Letras Modernas en la
UNC. Participó de la antología de jóvenes narradores de Córdoba.: “Es lo que
hay” (Editorial Babel); “Los nuevos” (Babel) y de Dieciocho /Antología de poetas hombres de Córdoba
(Tinta de Negros Ediciones). Ganó el primer premio del Concurso Literario El
banquete 2011, género poesía, con el libro Fondo Blanco publicado por Alción
Editora. Ganó el primer premio del II Concurso Nacional de Poesía “Taller
Latinoamericano de Poesía Fundación Neruda 2012. Participa de la Dirección y
Consejo Editorial de la Revista Caja Muda (www.revistacajamuda.net).
Co-autor del libro de ensayos La obstinación de la escritura (Postales
Japonesas, 2013).
Javier nos presentó “Alto
Mediodía” su último libro y nos habló sobre sus inicios en la poesía, la
escritura y sus tiempos, recomendó la
lectura de “Cuadernos de Lengua y Literatura” de Mario Ortiz (editados del I al
IX); observó a Javier Ramacciotti y dijo
cosas sobre él; habló sobre el trabajo
de las editoriales independientes, la movida cultural de Córdoba y de mucho
mucho más.
Los dejamos con poesía de
Javier:
De Fondo Blanco
(Alción, 2011)
11.
Y si la lluvia
es siempre una excusa para pensar
no somos quienes para desalentar
un lugar común.
Entonces, llueve y pienso y
le voy contando a mi gata que está encogida
sobre sí misma como un terrible bicho bolita.
Pucky, se llama mi gata.
Pucky, ella a la mañana se despierta agitada
abre los ojos y es como si volviera de hacer turismo
en un campo de concentración
y tuviera las imágenes tatuadas en todo el rostro
como polaroids sostenidas por imanes
insoportablemente pesados.
¿Entendés, Pucky? No está triste, y eso es lo raro
vuelve a la superficie del mundo con la sospecha
de que erró la dirección en algún lado,
o quizá son esos sueños que se van acumulando
en su nuca, como una joroba pixelada e imposible.
No sé, Pucky, no sé. Y, para serte sincero,
creo que no tengo ningún interés en saberlo.
Eso nos diferencia, mi total falta de intriga
para algunas cuestiones
y su ferocidad por querer comprenderlo todo.
Nos diferencia eso,
y su gusto que no comparto por la cerveza negra.
es siempre una excusa para pensar
no somos quienes para desalentar
un lugar común.
Entonces, llueve y pienso y
le voy contando a mi gata que está encogida
sobre sí misma como un terrible bicho bolita.
Pucky, se llama mi gata.
Pucky, ella a la mañana se despierta agitada
abre los ojos y es como si volviera de hacer turismo
en un campo de concentración
y tuviera las imágenes tatuadas en todo el rostro
como polaroids sostenidas por imanes
insoportablemente pesados.
¿Entendés, Pucky? No está triste, y eso es lo raro
vuelve a la superficie del mundo con la sospecha
de que erró la dirección en algún lado,
o quizá son esos sueños que se van acumulando
en su nuca, como una joroba pixelada e imposible.
No sé, Pucky, no sé. Y, para serte sincero,
creo que no tengo ningún interés en saberlo.
Eso nos diferencia, mi total falta de intriga
para algunas cuestiones
y su ferocidad por querer comprenderlo todo.
Nos diferencia eso,
y su gusto que no comparto por la cerveza negra.
¿Oís cómo llueve,
como las gotas se vuelven
más y más gordas y chocan contra las persianas
y las ventanas y las plantitas en las macetas
en el patio de invierno de casa?
¿Lo oís, Pucky, no es como si algo
quisiera ponerse a destruir el mundo
pero del modo más suave posible? Como una forma perversa
de destrucción, como asesinar a un bebé con caricias.
Te decía, todas pero todas las mañanas
me termina arrastrando a ese terror que no es tal
porque ella no está triste, ni tiene miedo ni angustia
pero su cuerpo erguido como un relámpago de piedra
me termina arrastrando a lo que sea que cargue con ella:
la veo y es mirar un video-clip frenético con una secuencia
de fundidos en blancos. Y no quiero conocer el nombre de ese tema
no quiero saber nada, nada, nada.
¿Está mal eso, Pucky, vos que sos una gata
sospechosamente gorda y sospechosamente buena
decime por favor
si está mal que esta mañana me haya despertado antes
y me haya ido sin decirle nada,
si es incorrecto desde tu visión refinada de gata sobrealimentada
que sepa que no la voy a ver más, que voy a ignorarla
con la disciplina de un monje budista asustado?
Pucky: ¿está bien? ¿Está mal? ¿Está más o menos?
Quizá debí esperar que despertara,
en ese momento cuando aún es un pez
con la mitad del cuerpo afuera boqueando
y la otra mitad empantanada en la suavidad del agua
para decirle algo que hace rato me pincha las encías:
que lo que nos diferencia no es sólo la cerveza negra
que nos distancia sobre todo esa terquedad de querer
tener a mano la sinopsis, el resumen y el cuadro explicativo
del mundo todo el tiempo y sin demora.
Que las cosas para mí no tienen fondo porque
las cosas están felices en su tranquilidad de cosas.
Y le dejaría un deseo:
que no busque respuestas
que la única razón por la que busca respuestas
es porque intuye que la próxima va a lograr arreglar algo
pero hay una cuestión que tiene que reconocer
que una vez que cancela las preguntas
las respuestas también se evaporan.
Pucky, voy a salir al patio de invierno
a dejar que el agua me bañe desde la cabeza a los pies
hasta que mi piel se haga líquida y descienda
formando un charquito entre las baldosas agujereadas.
Cuando eso pase, Pucky, haceme un último favor:
salí al patio y bebeme de a poco con tu lengüita áspera
y no pensés en nada, en absolutamente nada
sólo sé una gata gorda bajo un torrencial tomando agua
más y más gordas y chocan contra las persianas
y las ventanas y las plantitas en las macetas
en el patio de invierno de casa?
¿Lo oís, Pucky, no es como si algo
quisiera ponerse a destruir el mundo
pero del modo más suave posible? Como una forma perversa
de destrucción, como asesinar a un bebé con caricias.
Te decía, todas pero todas las mañanas
me termina arrastrando a ese terror que no es tal
porque ella no está triste, ni tiene miedo ni angustia
pero su cuerpo erguido como un relámpago de piedra
me termina arrastrando a lo que sea que cargue con ella:
la veo y es mirar un video-clip frenético con una secuencia
de fundidos en blancos. Y no quiero conocer el nombre de ese tema
no quiero saber nada, nada, nada.
¿Está mal eso, Pucky, vos que sos una gata
sospechosamente gorda y sospechosamente buena
decime por favor
si está mal que esta mañana me haya despertado antes
y me haya ido sin decirle nada,
si es incorrecto desde tu visión refinada de gata sobrealimentada
que sepa que no la voy a ver más, que voy a ignorarla
con la disciplina de un monje budista asustado?
Pucky: ¿está bien? ¿Está mal? ¿Está más o menos?
Quizá debí esperar que despertara,
en ese momento cuando aún es un pez
con la mitad del cuerpo afuera boqueando
y la otra mitad empantanada en la suavidad del agua
para decirle algo que hace rato me pincha las encías:
que lo que nos diferencia no es sólo la cerveza negra
que nos distancia sobre todo esa terquedad de querer
tener a mano la sinopsis, el resumen y el cuadro explicativo
del mundo todo el tiempo y sin demora.
Que las cosas para mí no tienen fondo porque
las cosas están felices en su tranquilidad de cosas.
Y le dejaría un deseo:
que no busque respuestas
que la única razón por la que busca respuestas
es porque intuye que la próxima va a lograr arreglar algo
pero hay una cuestión que tiene que reconocer
que una vez que cancela las preguntas
las respuestas también se evaporan.
Pucky, voy a salir al patio de invierno
a dejar que el agua me bañe desde la cabeza a los pies
hasta que mi piel se haga líquida y descienda
formando un charquito entre las baldosas agujereadas.
Cuando eso pase, Pucky, haceme un último favor:
salí al patio y bebeme de a poco con tu lengüita áspera
y no pensés en nada, en absolutamente nada
sólo sé una gata gorda bajo un torrencial tomando agua
de las baldosas,
como quien bebe de una pila bautismal.
De Alto Mediodía (Llanto de Mudo, 2014)
-***-
no
es la dialéctica del capital y el trabajo
no
es el enfrentamiento sin frontera
de
los de arriba y los de abajo
no
el pueblo organizado
enrostrando
a las corporaciones.
no
es una guerra lo que los días
coleccionan
en su tránsito.
es
una limpieza
de
la tierra un desmalezamiento
para
que en el suelo yermo las huellas
se
impriman mejor y podamos seguirlas
hacia
donde se pierden ahí donde un destello
que
no promete nada sugiere sin embargo
una
llovizna que se diluye ni bien nos roza
y
su vapor va trazando los ideogramas
que
apenas si podemos intuir
de
un tiempo más acogedor.
-***-
no
es que no quiera tomarte entre mis manos
con
ellas agarré todo lo que brota de la tierra
y
lo que escupe el cielo
apresé
también la danza de los elementos
en
que se convierte lo que entra en el viento
y
hasta saqué con mis dedos lo que se incubaba
en
las entrañas del fuego
no
es que no quiera alzarte y ponerte sobre mi rostro
como
un nuevo rostro
espejado
sobre una superficie
de
vidrio helada y con bruma
apretarte
la piel virgen de moretones y hacerte uno
sólo
por hacerlo porque únicamente lo que se magulla
está
realmente vivo
no
es que no quiera acariciarte los parpados
abrirlos
y cerrarlos con mi dedo índice
como
si fueran persianas ahora te veo ahora ya no
dónde
estás no me dejés
ahí
estás de nuevo no es que no quiera es que no
no
sé estás ahí todo tan frágil cubierto de esa gelatina resbalosa
y
si te agarro y salís volando y no te veo más yo que hago?
quedarme
con las manos abiertas esperando que brotés de la tierra
que
caigás de alguna nube
o
agarrarte bailando en los surcos de los cuatro vientos
o
tomarte de la patita mientras dormís sin frio y sin sueño
en
el más puro corazón del fuego.
no
es que no quiera
es
que te tengo miedo
y
me tengo miedo
mis
manos no están aún preparadas
para
lo que recién llega
a
este mundo.
-***-
mi papá es un oso polar
aparece a las noches
desde el umbral de mi habitación
cuida que mis párpados no tiemblen
y que las estrellas si caen no caigan sobre mi
pero no se deja ver
los osos polares son inmensos
su sombra tapa más de lo que hay
y lo que hay es poco
demasiado escaso para desaparecer
teme que le tema
como todo padre
sea oso polar o no
en un sueño le digo
papá, ¿hace mucho frío donde vivís?
y ruge y gruñe y entiendo
que el frío es absoluto
que una vez dijo "Sol"
y la palabra se congeló
la tomó entre sus manos la pintó de amarillo
y la colgó sobre el techo de mi habitación
para que en las noches tenga luz
porque los osos polares también desaparecen
y no estará siempre en la puerta de mi habitación
cuidando lo que hay que cuidar
mientras duermo.
-***-
no te confundás
no quiero ni deseo
que te confundás
yo no creo en la palabra
como se cree en algún tipo de divinidad
aspiro mínimamente a detenerme en las líneas
que me hacen guiños de colores
desde la esquina de una avenida
en la que los reflectores se quemaron
en un barrio que no conozco y tiemblo y sudo
cuando transpiro los eventos que me rodean
resbalan por mi piel y pasan de largo
no me hacen compañía y tengo miedo tiemblo
pero no rezo no
te confundas
lo que menos deseo lo que ni se me ocurre querer
es que te confundas
yo no creo en la palabra
como se cree en algún tipo de divinidad
una vez entré a una iglesia o lo que quedaba
del abandono conjunto de una compañía eclesiástica
y la secretaría de desarrollo urbano
el piso había perdido los mosaicos
arriba el cielorraso en algún tercer día de ruina
había resucitado y ascendido quien sabe a que paraíso
acostado en ese baldío contenido por una iglesia más o
menos contenida
por una ciudad
acompañado por botellas de plástico de agua mineral
sin agua mineral
restos de porlan y torsos de muñecas barbie
los rayos del sol caían alternadamente
sobre los cuerpos y objetos alejados
de toda plenitud
como una iluminación dirigida por alguien
que no prestara demasiada atención al escenario.
y yo no temía ni temblaba ni rezaba
porque no,
ya te lo dije pero quiero asegurarme que no
te confundás
lo menos que quiero
no te vayas a confundir
no creo en la palabra
como se cree en algún tipo de divinidad
creo en una luz que cae sobre mí
como sobre cualquier cosa
por igual sin distinción
creo en lo que se recuesta rendido
en los escombros donde alguna vez alguien entonó una
oración
y ya no
y se deja anular por la fosforescencia del sol
en una igualdad blanquísima
como la de una página la de una mente cansada
o la de un poema cuando nadie lo lee
y esta ahí
debajo de una lámpara
que justo
ahora
en este mismo instante
se prende.
Javier Martinez Ramacciotti
PRÓXIMO
PROGRAMA:
ÁNGELA
ACERO RODRIGUEZ
Nota: Por problemas de conectividad a Internet, los primeros minutos del programa no están disponibles.
ALTO MEDIODIA, qué lindo nombre para título de un libro. Buenísimo el poeta y el programa en un todo Lily.
ResponderEliminarFelicitaciones
Angélica Marquez
Gracias Angélica! Un hermoso nombre para título de libro sin dudas.
EliminarY la palabra se congeló
ResponderEliminarla tomó entre sus manos la pintó de amarillo
y la colgó del techo de mi habitación
Felicitaciones al poeta que dice tan bello, de corridito, con la palabra saltando de sensación en sensación.
Bello programa
Analía Ledesma
Lindas tus palabras Analía. Bienvenida a la escucha de Luna de Pájaros.
EliminarMuy buenos los dos últimos poetas Lily. Aparte tienen onda, facha buen look en la presencia y en la poesía. Ambos tienen consistencia y pensamiento en lo que dicen, inteligentes, felicitaciones a todos
ResponderEliminarFernando Anglada
Asi es Fernando. Gracias por acompañar y por tanto tiempo.
EliminarLily: me gustó mucho el invitado, dijo cosas muy interesantes. Te agradezco amiga el saludo de cumpleaños, por acordarte. Aleteo para el resto de los pájaros
ResponderEliminarVicky Elizondo
Rio Gallegos
De nada, (al saludo me refiero) espero que lo hayas pasado bien. Me alegra que te guste el invitado, eso es lo que procuramos. Un abrazo
EliminarDa gusto encender la radio, y esperar por un programa que vale la pena, y cuando termina sentimos que no fue tiempo perdido. Gracias Lily y a tus invitados, cada vez mejores.
ResponderEliminarAntonia Rubio
Oh, que hermosas palabras Antonia. Esto es siempre un empuje para hacerlo cada vez mejor. Gracias
EliminarExcelente la elección de temas musicales: Feliú, Sui Generis , Aute, el poema del inicio (el de la bolsa) fue impactante, doloroso. Estuvimos atentos a las palabras del invitado, con su rumor de certezas. Una luna maravillosa ...como tantas
ResponderEliminarSusana y Alfredo Lamberti
Gracias Mosquetero, gracias Susi por estar siempre acompañando.
EliminarFelicitaciones y vamos por más.
ResponderEliminarEva
Gracias Eva!
EliminarGracias amiga, por poner a nuestro alcance a tantos buenos poetas. Desde Perú
ResponderEliminarMaria Emilia
María Emilia, un abrazo y un agradecimiento especial por tu constancia de escuchar cada lunes.
EliminarLos halagos para vos son perpetuos quiero enfocarme en el invitado, joven, intenso, se nota su pasión por la poesía, felicitaciones para él.
ResponderEliminarY que su palabra no pierda nunca esa garra con la que rasguña
Irene Laje
Seguramente Javier no perderá esa garra al decir, ya está incorporada en él. Gracias Irene por las palabras.
Eliminarcreo en lo que se recuesta rendidoen los escombros donde alguna vez alguien entonó una oracióny ya noy se deja anular por la fosforescencia del sol en una igualdad blanquísima como la de una página la de una mente cansada la de un poema cuando nadie lo lee y esta ahí debajo de una lámpara que justoa hora en este mismo instante se prende. Javier Martinez Ramacciotti
ResponderEliminarExcelente, esta parte del poema realmente me emocionó. Los jóvenes tienen un lenguaje inigualable. Felicitaciones. Marta Comelli
Marta querida, gracias por tus comentarios que siempre tienen tu mirada de poeta.
Eliminar