Hay
en la noche cordobesa un cielo sin nubes, una luna en cuarto creciente y
pájaros a la espera, revoloteando. Esperan la voz de Máximo Ballester trayendo
el menú poético de Jorge Luis Estrella, ángel de la luna.
A
las 21 llega la poesía. En el inicio, el
poema de Andrés Velo titulado “La sal desparramada”-3º Premio en el Concurso
Provincial América Madre- Filial La Carlota. Aprovechamos para invitarlos a
visitar la página de la institución http://sadelacarlota.blogspot.com.ar
El programa recibe el acompañamiento
del Boletín Literario Basta ya! dirigido por Eduardo Planas. Pueden acceder a
su versión virtual ingresando a www.boletinliterariobastaya.blogspot.com
o adquirir su versión papel en los siguientes puntos: Time of Dream
(Independencia 131); Garabombo (Pje Revol 16) o en Café del Alba, en 9 de julio
482, lugar de la previa del programa.
La voz de Sofía Ortiz fue el
homenaje a los cumpleañeros de la semana: 9 de junio: Calita y Osvaldo Norberto Lázaro. El 10, Dario Leiva.
El 11, Juan Carlos Aviño y Norma Pistoni de la localidad de Laguna Larga. El
12, Gustavo Gros. El 13, el músico Carlos Juarez y Sebastian Olaso, Beatriz
Marconetto y Mónica Poblete. El 14, Rodrigo Chaves, Marita Correa, Graciela
Perosio, Julia Magistralli, la brasilera Elizabeth Abreu. El 16, Martin Chaves,
Daniel Montoly, Jerónimo Saer y Norma Bulfoni. El 17, Cristina Validakis, Nilda
Barba y el 18, Irma Dros y Alejandra Chaves.
Comentamos el poemario “Poemas del
cazador” de Virgilio Zurlo y leimos un poema de su autoría. Despedimos a Virginia Luque (Violeta Mabel Dominguez) y la
escuchamos interpretando el tema “Milonga Sentimental”. Luego “Contigo a la
distancia” por Luis Miguel y por último “Mensaje de Chacarera” por El Duo
Coplanacu, Raly Barrionuevo y Peteco Carabajal.
Recomendamos escuchar lunes de 22 a
24 horas La Rockola, conducido por Guillermo Bawden a través de www.radiolacrema.com
Eventos:
11
de junio a las 22 horas: Daniel Mariani
leerá poemas inéditos en el Bar Dalmacio 837 en Avda Velez Sarfield 837 entre
Achával Rodriguez y Fructuoso Rivera), Córdoba.
12
de junio en Villa María, Dario Falconi
presenta su poemario “Agua”. A las 20:30 en el Teatro del Pueblo – Centro
Comunitario Leonardo Favio, (Avda.Sabattini 200). Palabras de Oscar Conde,
musicaliza Eduardo Elia y exponen sus obras: Dario Doñate Alvarez y Emilio
Rosso.
13
de Junio. PAN COMIDO lleva a Buenos
Aires su Colección Música del lugar. A las 19 horas en Museo del Libro y de la
Lengua, Las Heras 2555, Caballito. Presentan: Liliana Lukin y Luis Benitez con
música del Dúo El Monte.
13
de Junio a las 19 se presenta en Córdoba, “El dueño del río”, novela de Marcela
Alluz. Será en la Asociación de Magistrados del Poder Judicial, Belgrano 224.
13
DE Junio a las 20 en el Colegio de Ingenieros, Avellaneda 292, Api (Artistas y
Pensadores Independientes) festeja el día del Escritor.
14
de Junio 16 horas en Confitería Victoria de Oncativo, en Belgrano 757, se
realizará el Café Literario El altillo.
Recordamos que el 15 de junio
cumplirá 8 años acompañando la poesía el blog http://mispoetascontemporaneos2.blogspot.com
que dirige el poeta y difusor GUSTAVO TISOCCO. Este blog ha recibido en
sus diversas secciones casi dos millones de visitas. Han sido publicados más de
mil poetas y desde esta luna decimos Gracias a Gustavo!
Y las tonadas flotaron en el aire,
la conductora y su tonada de Deán Funes , la invitada y su tonada santiagueña.
MARCELA ALLUZ nació en Santiago del Estero en 1971. Vivió allí durante 23 años,
estudió cinco años de Abogacía se casó y se vino a vivir a Córdoba. Tuvo dos
hijos, se divorció, estudió Profesorado de Enseñanza Primeria y se recibió de
maestra, se volvió a casar, tuvo dos hijos más, estudió Licenciatura de
Psicopedagogía y Psicoanálisis. Ha escrito “Contigo a la distancia” , novela, y
está próxima a presentar “El dueño del río”.
Con
ella hablamos de sus inicios en la narrativa, la preferencia del género, las
raíces, las historias familiares, el amor, la vida, los hijos, las cosas que le
causan impotencia, los agradecimientos, y mucho mucho más.
¡GRACIAS
MARCELA!
Y los dejamos con Fragmentos de su
novela:
Contaba mi
padre, con nuestro asombro hecho risa, que en el medio del monte vivía el
Almamula. Decía que era un ser espantoso, destinado a penar la culpa atroz de
haberse enamorado de un pariente.
Con Ivonne, cruzamos una mirada, que de tan inocente, hoy me parece sabia.
- ¿Habrá sido de su padre? - Le pregunté con los dedos cruzados debajo de mi falda de encajes.
- No lo sé - respondió mi padre, distraído ya, en otra cosa.
Esa noche, metidas las dos entre sábanas almidonadas, en el silencio eterno de las noches, Ivonne confirmó mis sospechas.
- Sí - dijo. Con esa seguridad pagana que siempre tuvo. - Seguro que fue de su padre.
Y yo asentí en silencio, el miedo convertido ahora en absoluta compasión por ese pobre ser monstruoso.
Mi padre había dicho que la transformación empezó con las uñas crecidas. Y yo hasta el día de hoy me las como. Pequeñas uñas. Infantiles para siempre. Penando un incesto.
Con Ivonne, cruzamos una mirada, que de tan inocente, hoy me parece sabia.
- ¿Habrá sido de su padre? - Le pregunté con los dedos cruzados debajo de mi falda de encajes.
- No lo sé - respondió mi padre, distraído ya, en otra cosa.
Esa noche, metidas las dos entre sábanas almidonadas, en el silencio eterno de las noches, Ivonne confirmó mis sospechas.
- Sí - dijo. Con esa seguridad pagana que siempre tuvo. - Seguro que fue de su padre.
Y yo asentí en silencio, el miedo convertido ahora en absoluta compasión por ese pobre ser monstruoso.
Mi padre había dicho que la transformación empezó con las uñas crecidas. Y yo hasta el día de hoy me las como. Pequeñas uñas. Infantiles para siempre. Penando un incesto.
*
Cuando mi vida
se volvió sinuosa y se me perdieron las hojas de ruta, cuando se hizo de noche
y no supe volver a casa, yo encontré en la rutina y en el hábito de andar
haciendo todo el día la misma cosa, la paz y el olvido.
Me enterré en un cuerpo que se olvidó de la pasión de la carne, me empalagué de masas y de vinos y de cremas azucaradas, me volví un ser sin aristas ni bordes filosos para que la vida deje de doler y llamarme, hambrienta ella de mí y mi piel en carne viva.
Para que la vida no me coma, tuve que comer y cubrirme.
Me enterré en un cuerpo que se olvidó de la pasión de la carne, me empalagué de masas y de vinos y de cremas azucaradas, me volví un ser sin aristas ni bordes filosos para que la vida deje de doler y llamarme, hambrienta ella de mí y mi piel en carne viva.
Para que la vida no me coma, tuve que comer y cubrirme.
*
Esa mañana mi
padre volvía de uno de sus viajes, y lo sorprendí poniendo la pava solo en la
cocina. Me vio y se sobresaltó. Se rió con toda la cara, como sólo él sabía
hacerlo.
Le di un abrazo y me perdí en ese olor a tabaco y sudor suave que he buscado después en tantos otros.
Me senté en la esquina de la mesa, con los pies recogidos y mi camisón largo de niña cubriéndome.
Él seguía en silencio tostando el pan, más bien quemándolo como le gustaba, ponía la yerba en el mate y lo mezclaba con otros yuyos. Todo con esas manos grandes y oscuras que sabían arreglar todas las cosas.
Sin querer se me cayó el libro que andaba leyendo; y él, después de alcanzármelo, con un guiño me dijo:
Shh, no la despiertes a tu madre.
Y nos quedamos los dos, en ese silencio cómplice que se nos crecía a veces en el medio. Cómo lo miraba a mi padre, cómo lo quería, cómo lo compadecía de esa nostalgia gruesa que cargaba.
Le di un abrazo y me perdí en ese olor a tabaco y sudor suave que he buscado después en tantos otros.
Me senté en la esquina de la mesa, con los pies recogidos y mi camisón largo de niña cubriéndome.
Él seguía en silencio tostando el pan, más bien quemándolo como le gustaba, ponía la yerba en el mate y lo mezclaba con otros yuyos. Todo con esas manos grandes y oscuras que sabían arreglar todas las cosas.
Sin querer se me cayó el libro que andaba leyendo; y él, después de alcanzármelo, con un guiño me dijo:
Shh, no la despiertes a tu madre.
Y nos quedamos los dos, en ese silencio cómplice que se nos crecía a veces en el medio. Cómo lo miraba a mi padre, cómo lo quería, cómo lo compadecía de esa nostalgia gruesa que cargaba.
*
El año se apura
y las señales de la calle se han borrado. Entonces yo, camino por el medio,
bajo una llovizna finita y recuerdo. La misma calle y otra mujer. Otra mujer
que era yo pero no era esta.
Estoy yendo a encontrarme con Daniel.
Llevo la ropa mojada y un abismo en el estómago. Las penas en la cartera y los zapatos nuevos. A la salida del pueblo hemos quedado.
Y yo, que ando con la juventud de la vejez, me largo a caminar hasta su encuentro.
Huelo a jazmines y a frutillas. A tormentas y terremotos.
En un hotel, hemos quedado.
De trampa, como a los treinta.
Llego, y él está adentro de su auto mirándose en el espejo.
Qué veo. Un hombre que me dijo no. Y al cual amé por eso.
Un hombre por el cual hubiera cruzado todos los puentes de Madison.
El hombre de mis más oscuras fantasías. El rival de Mauro. Mi amor imposible. Aquí, al alcance de mi mano. A un paso de la cama.
Y la mujercita de veinte años y orquídeas en el pelo, corretea hasta él con la pollera pegada a las piernas, el alma arrastrada tras sus pasos y segura, convencida, que los sueños que se cumplen son los más grandiosos.
Digan lo que digan.
Estoy yendo a encontrarme con Daniel.
Llevo la ropa mojada y un abismo en el estómago. Las penas en la cartera y los zapatos nuevos. A la salida del pueblo hemos quedado.
Y yo, que ando con la juventud de la vejez, me largo a caminar hasta su encuentro.
Huelo a jazmines y a frutillas. A tormentas y terremotos.
En un hotel, hemos quedado.
De trampa, como a los treinta.
Llego, y él está adentro de su auto mirándose en el espejo.
Qué veo. Un hombre que me dijo no. Y al cual amé por eso.
Un hombre por el cual hubiera cruzado todos los puentes de Madison.
El hombre de mis más oscuras fantasías. El rival de Mauro. Mi amor imposible. Aquí, al alcance de mi mano. A un paso de la cama.
Y la mujercita de veinte años y orquídeas en el pelo, corretea hasta él con la pollera pegada a las piernas, el alma arrastrada tras sus pasos y segura, convencida, que los sueños que se cumplen son los más grandiosos.
Digan lo que digan.
Fragmento de El dueño del río.
De Marcela Alluz.
El lugar desde el que
escribo
¿Desde qué lugar escribo? ¿Quién soy tras las letras? ¿Una mujer, una madre o una niña jugando a las escondidas? ¿A quién le escribo? ¿A mi padre, a mí misma, al fantasma de un otro que me acecha? ¿Qué compulsión ávida transitan mis letras? ¿De qué color es la pulsión que me late, corazón adentro, tras mis párpados...? A estas preguntas y a muchas otras que ni siquiera sé cómo se formulan responde tal vez el deseo que me atraviesa cuando me largo a escribir. Y sí, me largo, me suelto, me desato, me desdoblo en esa otra que me habita y tiene el mantra de la palabra para hacerme decir. Porque escribo, escribo como un exorcismo, como un conjuro, como un vade retro para detener a los demonios que acechan desde mis oscuridades.
Tal vez, tal vez si lo que temo le pasa a otro el horror no sea tan abismal. Y entonces, me cuento, me cuento a medida que escribo una historia donde otros viven las vidas que mi cordura condena, donde otros se revuelvan en el barro al que mis pies engrillados no tienen acceso.
O quizás escribo para que me lean. Para que me lean y sólo para eso. Para otro al que imagino desvistiéndome con cada palabra y enamorándose de esa, que tampoco soy yo, pero lo soy de algún modo. Tanta es la necesidad de ser querida. Cada uno encuentra su forma, yo encontré esta manera.
Cómo escribo. Escribo con el cuerpo, con la sensación en la piel, en los ojos, en la vagina. Que la emoción me traspase y se haga sangre, piedra y lágrima. Que la carcajada me haga reír y la pena me ahueque el pecho en forma de pozo, que me rasgue las vestiduras y me lastime la carne. Necesito que me atraviese la palabra como una lanza, que me descosa y me abra, que deje abierto cada rincón y lo habite, lo transite, lo hiera.
Por eso el lugar desde el que escribo es el cuerpo, el territorio en penumbras que habito, detrás de las letras, que de algún modo dicen quién soy, o quién no soy. Compulsivamente escribo, ávidamente, en un acto cercano al delirio. Sin borradores y con el deseo ardiente de la aprobación de otro, del sí de otro que me acecha.
Escribo con la brújula de la emoción atravesándome el cuerpo.
Marcela Alluz
¿Desde qué lugar escribo? ¿Quién soy tras las letras? ¿Una mujer, una madre o una niña jugando a las escondidas? ¿A quién le escribo? ¿A mi padre, a mí misma, al fantasma de un otro que me acecha? ¿Qué compulsión ávida transitan mis letras? ¿De qué color es la pulsión que me late, corazón adentro, tras mis párpados...? A estas preguntas y a muchas otras que ni siquiera sé cómo se formulan responde tal vez el deseo que me atraviesa cuando me largo a escribir. Y sí, me largo, me suelto, me desato, me desdoblo en esa otra que me habita y tiene el mantra de la palabra para hacerme decir. Porque escribo, escribo como un exorcismo, como un conjuro, como un vade retro para detener a los demonios que acechan desde mis oscuridades.
Tal vez, tal vez si lo que temo le pasa a otro el horror no sea tan abismal. Y entonces, me cuento, me cuento a medida que escribo una historia donde otros viven las vidas que mi cordura condena, donde otros se revuelvan en el barro al que mis pies engrillados no tienen acceso.
O quizás escribo para que me lean. Para que me lean y sólo para eso. Para otro al que imagino desvistiéndome con cada palabra y enamorándose de esa, que tampoco soy yo, pero lo soy de algún modo. Tanta es la necesidad de ser querida. Cada uno encuentra su forma, yo encontré esta manera.
Cómo escribo. Escribo con el cuerpo, con la sensación en la piel, en los ojos, en la vagina. Que la emoción me traspase y se haga sangre, piedra y lágrima. Que la carcajada me haga reír y la pena me ahueque el pecho en forma de pozo, que me rasgue las vestiduras y me lastime la carne. Necesito que me atraviese la palabra como una lanza, que me descosa y me abra, que deje abierto cada rincón y lo habite, lo transite, lo hiera.
Por eso el lugar desde el que escribo es el cuerpo, el territorio en penumbras que habito, detrás de las letras, que de algún modo dicen quién soy, o quién no soy. Compulsivamente escribo, ávidamente, en un acto cercano al delirio. Sin borradores y con el deseo ardiente de la aprobación de otro, del sí de otro que me acecha.
Escribo con la brújula de la emoción atravesándome el cuerpo.
Marcela Alluz
Agradecemos los mensajes recibidos de
Ernesto (Bs As), Vicky Elizondo (Rio Gallegos) Antonia Rubio, Mely
Almada, Marta Comelli, Lelia Recalde Deponti, Rubén Capodaqua (Oncativo), Dario
Falconi (Villa María), Guillermo Bawden, Susana Zazzetti, (Villa María) y
Daniel Quintana (Deán Funes)
El programa de
Cultura del Consejo Federal de Inversiones (CFI), ha organizado una antología
de poesía, Región Patagonia. Ahora se encuentra organizando la antología región
NEA. También de poesía. Las bases para integrar la antología son las
siguientes. Hay tiempo hasta el 30 de julio del 1014. (Información enviada por
Samuel Bossini)
Bases
convocatoria Antología federal CFI del NEA
-Poetas vivos nacidos hasta el año 1990.
-Enviar de 8 a 10 textos. Se publicarán hasta 45 versos en 1 o más poemas.
-Pueden ser poemas éditos o inéditos como escritos en prosa poética.
-Se debe enviar con un curriculum que contenga: nombre y apellido, libros publicados (si los tiene), premios (si los tiene). En el asunto debe indicarse la provincia a que pertenecen los textos.
-Se deben enviar a: antologiacfinea@gmail.com
-También en ese mail se hacen las consultas al Asesor en el área Letras: Samuel Bossini.
-Los textos enviados pasan a una junta de poetas que evalúan su publicación.
Por problemas -no de origen- el programa no esta disponible para su descarga web.
Lamento que no esté el programa grabado pero no porque no haya escuchado el vivo, sino porque esta es una mujer para escucharla de nueva, vibrar con las cosas que dice y que está tan ligado a lo que sentimos cada uno , quizás con alguna diferencia de paisaje o de tiempo poco importante. Me llegaba su voz y me emocionaba, me encantó realmente. Felicitaciones Lily por estos invitados que conmueven.
ResponderEliminarFabricio Olmedo
Siempre creí que eras Fabrizio con z. Hola Fabricio, me alegro que escucharas y te sintieras conmovido por la narrativa de Marcela, en lo personal me sentí emocionada al leer uno de los fragmentos en la presentación de su libro. Gracias por la escucha
EliminarEscuché media hora de programa, lo suficiente para quedarme encantada con la invitada. Iré a la presentación del libro, al escucharla da muchas ganas de leer su novela. Felicitaciones a Marcela
ResponderEliminarMaría Inés Riera
Gracias María Inés!
Eliminarvoy a decir algo impropio (no me mates Lily). aquí voy:
ResponderEliminarlas escritoras de novelas me hacen dormir, siempre se van largoooo y se cuentan todo , por eso me sorprendió Marcela que me encantó, pudo hacer una elección fantástica de su obra y picamos el anzuelo, como dice María Inés, da ganas de lerla. Asi son tus invitados, una sopresa.
Vicky Elizondo (y como vos decís, una cordobesa viviendo en Rio Gallegos)
No te mato, todo lo contrario, comparto lo que decís y creo que la transparencia de su narrativa y la posibilidad de ser leída por fragmentos sin que dañe la trama es muy importante. Gracias Vicky por acompañar desde tan lejos pero siempre cerca del corazón
EliminarOh, se me borró el mensaje.
ResponderEliminarHabía anunciado que iba a poner algo inapropiado. Y que era esto: las escritoras de novelas en su mayoría me resultan pesadas, se hablan y leen todo. La sorpresa me la dio Marcela, supo elegir los textos más hermosos y nosotros picamos el anzuelo, como dice María Inés, al escucharla queremos salir corriendo a comprar la novela.
(no me retes por el comentario Lily)
Vicky Elizondo
(como vos decís una cordobesa viviendo en Rio Gallegos)
Se ve que no se te había borrado el mensaje Vicky.
ResponderEliminarDisfruté mucho de la invitada, gracias por poner al aire un programa tan lindo, tan ameno e interesante.
Espero ansioso el programa del festejo.
Fernando Anglada
Efectivamente Fer, pero a veces sucede que no aparece y después nos encontramos con el comentario repetido. Me alegro que te gustara el programa y claro, te esperamos el lunes en el cumple de Luna de Pájaros.
EliminarLily, escucho los programas, pero no comento porque me cuesta; me digo: el estaría escuchando Luna de Pájaros y me lleno de impotencia por su ausencia. Pero escucho y quiero que lo sepas.
ResponderEliminarLuciana (nieta de Edgar Bustos)
Lo sé Luciana e increíblemente te siento ahí escuchando, no importa que no puedas comentar siempre. Edgar siempre está presente. Un abrazo
EliminarCuando mi vida se volvió sinuosa dice Marcela en su texto...cuando eso pasa me llego a este blog a llenarme de espléndidas palabras. Muy buen programa, felicitaciones y gracias por dedicarme un tema. Días alados para vos Lily
ResponderEliminarDesde Salta la linda
Horacio Aguirre
Gracias Horacio y siempre es magnífico sentirte cerca con las palabras y el afecto.
EliminarGracias Lily por la excelente invitado, por anunciarnos eventos, por las bases para participar en la antología, por la sonrisa sorpresiva de Cacho Buenvantura. Por todo
ResponderEliminarClaudio Tejeiro
Gracias a vos por escuchar.
EliminarSucedió como esperaba, sigo a Marcela y sus escritos por face pero me dio gusta escuchar su voz y saber cómo lo dice. Fantástico programa Lily
ResponderEliminarEduardo
No sé que Eduardo seas, hay muchos amigos de la luna con ese nombre, pero se agradecen las palabras.
ResponderEliminarPaso a saludar a mi amiga maga que con su varita enciende la palabra. A saludar a Marcela que me encantó como dice y a buscar la dirección de la radio de La Rockola, escuché el lunes pasado cuando lo dijiste y me encantó. Besos a todos
ResponderEliminarAndrea Casas